En muchos establecimientos hoy en día es costumbre dar propina: en restaurantes, cafés, hoteles, fondas. Esta es, por un lado, una forma de agradecer al personal el buen servicio y, por otro lado, de rendir homenaje a tradiciones centenarias que se originaron hace más de 500 años. ¿Cómo surgió la práctica de dar propina y vale la pena seguirla hoy?
Cómo aparecieron los consejos
Como muchas otras costumbres de los países civilizados modernos, la práctica de dar propina se originó en Inglaterra. Los historiadores no pueden nombrar el año o la década exactos, pero se sabe con certeza que la tradición surgió en el siglo XVI, después de que los británicos se volvieran adictos a una nueva bebida "extranjera", el té. Es interesante que al principio era costumbre dar "para el té" no al personal (en pubs y hoteles), sino a los dueños de las casas que organizaban recepciones y fiestas de invitados. Así, luego de sentarse a la mesa en agradable compañía, los invitados dejaron algo de dinero para cubrir los gastos del anfitrión por la exótica bebida del mismo nombre.
Más tarde, esta práctica se trasladó a tabernas y pubs, donde se empezaron a instalar cajas metálicas especiales con ranuras para monedas. A la entrada de la institución, un visitante adinerado arrojó una moneda, la cual, al caer, hizo un repique característico. Al escucharlo, el personal comenzó a trabajar con mayor diligencia, y un huésped generoso podía contar con la más alta calidad y un servicio más rápido fuera de turno.
Por qué la gente deja propinas
Pagar por el servicio en exceso de la cantidad designada es un placer dudoso, pero, sin embargo, esta práctica existe en casi todo el mundo civilizado y está muy extendida. En muchos países occidentales, no dar propina es una señal de mal gusto y motivo de censura por parte de los demás. Además, el tamaño de la propina alcanza el 18 y 25 % del monto del pedido, y esto se considera tácitamente una tarifa "fija".
Es difícil decir por qué esta tradición se ha arraigado y por qué es seguida por cientos de millones de personas en todo el mundo. Si consideramos este tema desde el punto de vista de la psicología y la sociología, puede haber varias razones:
- El deseo de agradecer al personal por el buen y rápido servicio. El sentimiento de gratitud es inherente a la mayoría de las personas y la mejor manera de expresarlo es pagar un poco más de la cantidad adeudada.
- El deseo de reducir la distancia de clase entre el cliente y el contratista. Muchos están asqueados por la idea de la desigualdad de clases y buscan compensarla de todas las formas posibles.
- El deseo de obtener la aprobación de la sociedad. Una persona que da una "propina" siempre se ve digna y, por lo tanto, declara su solvencia financiera y generosidad.
- La oportunidad de mejorar la actitud del personal para luego contar con un trato individual y la más alta calidad de servicios en esta institución.
- Esforzarse por la caridad. Tener dinero extra es un placer para compartir con los demás, y las propinas son una de las mejores y más discretas formas de cumplir este deseo.
Por lo tanto, nadie obliga a una persona a pagar sin medida, y lo hace de forma totalmente voluntaria. Las únicas excepciones son aquellos casos en que las propinas están inicialmente incluidas en el costo de los servicios y es imposible rechazarlas.
Datos sobre consejos
La historia de las propinas tiene más de cinco siglos, y durante este tiempo han surgido muchas leyendas y hechos documentales sobre esta tradición. Estos últimos son especialmente interesantes: transmiten información de manera confiable sin distorsión ni exageración:
- La mayor propina fue de 3 millones de dólares. El visitante invitó a la camarera a elegir juntos los números de la lotería y, después de ganar, compartió el premio mayor con ella.
- En Montecarlo, Mónaco, todo el personal del casino recibió una vez una propina de aproximadamente $1 millón. Un visitante lo regaló en fichas después de ganar $15 millones.
- La camarera de Pizza Hut, Jessica Osbourne, recibió una cantidad bastante considerable (aunque sin la posibilidad de gastar en otras necesidades). Uno de los visitantes le dio una "propina" de 10 mil dólares, con la condición de que los gastara en educación.
- Es un gran error dar propina en lugares de Japón y Nueva Zelanda. Allí, puede percibirse como un insulto y un trato despectivo.
- En algunos períodos de la historia, las propinas eran la única fuente de ingresos para los meseros. Por ejemplo, esta práctica existió en Rusia en el siglo XIX. Si los visitantes no dieran propina, el personal podría trabajar gratis todo el día.
La costumbre de dar propina surgió hace muchos siglos, ha resistido la prueba del tiempo y continúa existiendo incluso en el siglo XXI informativo. En cada país, se implementa a su manera, pero siempre implica lo mismo: una tarifa adicional para el personal de servicio por servicios de calidad. Si la calidad es baja, nadie te culpará por negarte a pagar una propina.